domingo, 29 de diciembre de 2024

Reseña literaria #11: "Cicatrices", de Alicia Chavez

 


Esta vez no sé cómo empezar la reseña, porque hay varios hilos por los cuales tirar. Al principio de todo, cuando me llegó el libro, la imagen de la portada me sugirió la idea de que iba a tratar sobre un parto por cesárea o algo por el estilo. La cesárea deja una cicatriz. Salí de mi error pronto tras leer el prólogo. La novela no va para ese lado. No son marcas producidas por alguna intervención quirúrgica ni por alguna herida accidental, sino que forman parte de un determinado acto de placer entre los amantes de este libro. Ya he comentado antes que el romance no es de los géneros que más me atrae. Sin embargo, la diferencia en esta novela es el uso de la metáfora vampírica. Los personajes no son realmente vampiros, sino que el gusto por la sangre lejos de obedecer a un impulso alimenticio, se relaciona más a un trastorno parafílico, donde hacerse tajos y lamer la sangre se vuelve otra fuente de placer en el acto sexual. Pero no nos adelantemos.

De ahí vienen las cicatrices de Ana Helena Castillo, la protagonista de esta historia, que se muda a otra ciudad junto con su marido Vicente y su hijastra, Sofía. Los cambios producidos por la mudanza no le sientan muy bien a Helena, que no fue consultada en absoluto por su pareja al respecto, pero le toca acostumbrarse. Por lo demás, no se puede quejar: su carrera literaria está en auge, pasa una buena situación económica y tiene un marido que la quiere.

El tema es que, justo en el primer día de clases de Sofía, Helena se topa con una figura de su pasado. Un tortuoso pasado en el que ella atravesó tormenta tras tormenta: el divorcio con su anterior marido, una demanda por plagio, el descontrol de sus adicciones (principalmente el vino), y la relación con Gael, sospechoso de dos asesinatos. Y es a partir de la reaparición de Gael que la estabilidad presente de Helena se va a ir desmoronando, al punto en que ella termina dejando todo en Cantueso para volver a Sarracenia, su antigua ciudad, como una manera de proteger a Vicente y a Sofía.

La trama es un ida y vuelta, una lucha constante dentro de Helena para no perder pie, mientras lentamente va recayendo en las viejas mañas. Sobre todo, vuelve a caer en los brazos de Gael que, aunque casado, con una vida hecha y un trabajo en una farmacia, no ha perdido del todo sus manías. De hecho, las ha perfeccionado, disponiendo de un espacio exclusivo para sus fechorías.

No tengo mucho más para agregar. La novela me gustó, me mantuvo tensa, me llenó de incógnitas, me hizo cuestionar el comportamiento de Helena, me hizo pensar por qué regresaría con alguien que a todas luces no está bien de la cabeza, y que le puede hacer daño tanto a ella como a las personas que la rodean. Por qué, si había logrado construir una vida estable y funcional al lado de Vicente (yo quisiera un Vicente también :3), Helena no puede evitar que se vaya todo a la mierda. Quizá porque, en el fondo, nunca pudo soltar lo que sentía por Gael, más allá de que ese amor implicara actividades que no están del todo bien. Bueno, supongo que después de todo, esa es la esencia de la novela. Si te gustan las historias de amantes con fetiches cuestionables y de gente luchando con su oscuridad interior, entonces es por acá.

Muchas gracias a Alicia Chávez y al equipo de Creativa Servicios por permitirme leer y reseñar esta novela.

Esta es probablemente la última reseña literaria del 2024, ¡pero no se preocupen! Para el 2025 vamos a tener no sólo más reseñas, sino también artículos donde voy a hablar un poco de literatura y cine, de ficción y de todo un poco. Además, también voy a comenzar a publicar mis propios cuentos, que es lo que más me emociona.

Nos leemos la próxima. ¡Hasta luego!

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Un puñado de reflexiones #1: Una navidad sin pobres angelitos

 

Diciembre es, quizás, uno de los meses más esperados y más populares del año en todo el mundo. Especialmente, creo, acá en el Hemisferio Sur: fin de clases (si fuiste buen alumno durante el año y no te llevás ninguna materia a recuperatorio), vacaciones largas (ídem si no tenés que rendir materias, seas de primaria, secundaria o superior), las Fiestas, el comienzo del verano, todo. A eso hay que sumarle las despedidas de año, los cierres, las cenas, el aguinaldo… Sin dudas, es una de las etapas más especiales de nuestro calendario. Y cuando sos chiquito, vivís a full toda esa magia.

Llega diciembre, y en todos lados empieza a proliferar la decoración navideña. Y la figura de un gordo bonachón vestido de rojo va acaparando vidrieras y pantallas. Siempre que arranca el doceavo mes de cada año, se disparan las ofertas, las promociones, la publicidad casi agresivamente decorada. Pan dulce, turrones, budines, garrapiñada, sidras y otros alimentos típicos de esta época invaden las góndolas, siendo publicitados con suficiente anticipación.

Otro indicio bien claro del inicio de esta festividad es que en la televisión (y otros homólogos, como las plataformas de streaming), vuelven a transmitirse algunos de los indiscutibles clásicos navideños: El Grinch (todos conocemos al de Jim Carrey), Mi pobre angelito o El regalo prometido (esa donde Schwarzenegger lo da todo para conseguirle un muñeco de super héroe a su hijo). Además, en los canales de animación tampoco pueden faltar los especiales navideños… que en el 99% de los casos están basados o inspirados en Un cuento de Navidad. Me imagino al pobre Charles Dickens revolviéndose en su tumba cada vez que sacan una nueva versión de su obra (en serio, por favor, ¡piensen en otra cosa para su especial navideño!).

Algo que me llamaba la atención en mi infancia era por qué había nieve y frío y todo eso en los dibujitos, mientras en mi país, en mi ciudad, hacía 30 grados de calor a la sombra. Más de grande entendí que este desfasaje entre lo que veía en mi entorno y lo que veía en la tele se debía principalmente a dos cuestiones: primero, lo más obvio, la diferencia estacional entre Hemisferio Norte y Hemisferio Sur, y lo segundo es la penetración cultural del Norte por sobre el continente americano y el resto del mundo. Y que la mayoría de las producciones audiovisuales proviene de ahí, principalmente de Estados Unidos. Por eso, hoy la Navidad se asocia con ambientes nevados, con Santa Claus/Papá Noel que pasa en su trineo cargado de regalos y tirado por renos, con el arbolito decorado, adornado e iluminado, y con toneladas de comida y bebida, juntadas familiares, paquetes envueltos esmeradamente, y peleas por los terrenos de la abuela.

Claro que no se puede soslayar el profundo sentido religioso de la Navidad, básicamente el hecho que le da origen: el nacimiento de Jesucristo. Para los cristianos, ése es el significado principal de la fecha. Todo lo demás, bueno… acá voy a caer en la denuncia fácil: el capitalismo ha hecho de esta festividad uno de los epítomes del consumismo mundial. Para ejemplo, creo que alcanza con recordar que el creador e impulsor principal en cuanto al marketing del personaje de Santa Claus es la Coca Cola.

Pero acá quiero hablar de la Navidad no desde la rama consumista ni religiosa, sino más desde la rama cultural, más precisamente desde la ficción. ¿Quién no habrá visto alguna vez El Grinch, Mi pobre angelito, El regalo prometido, El Expreso Polar o cualquiera de las adaptaciones de Un cuento de Navidad o cualquiera de las tantas comedias navideñas que suelen salir cada cierto tiempo? La mayor parte de ellas busca transmitir, a su manera, el mismo mensaje: “la Navidad no se trata de regalos o cosas materiales sino de la unión y del amor entre las personas”. Es un mensaje muy bello, ciertamente, pero que a veces, sin querer, termina siendo opacado por la parafernalia consumista navideña. O sea, en otras palabras, la moraleja no termina de ser convincente por la hipocresía implícita dentro de la obra.

Para que se entienda mejor la idea, vamos a analizar un poco El Grinch (en cualquiera de sus versiones). Casi todos conocemos la historia. Los habitantes del pueblo Villa Quién viven los 365 días del año obsesionados con la Navidad en todos sus aspectos. Digamos que prácticamente no celebran otra cosa. La manera en que se toman tan en serio esta festividad podría reflejar cierta crítica al hiper-consumismo actual. Son gente tan centrada en lo más superficial y aparatoso —en otras palabras, lo puramente comercial—, que es lógico que el Grinch pensara que la mejor forma de arruinarles la Navidad era robarles todo. Como si fuera un Santa Claus a la inversa: en vez de traer regalos, se los lleva; incluidos los árboles, las decoraciones, la comida, absolutamente todo. Literalmente desvalija Villa Quien, y sus habitantes no tardan en lamentarse de modo lastimero en cuanto descubren que no queda nada de su “navidad”.

El final lo conocemos todos. No sé si hace falta realizar el aviso de spoilers. Pero a lo que quiero llegar es al clímax, al momento en que se termina de desarrollar el personaje del Grinch. El trineo con los regalos casi, casi que se cae al precipicio… hasta que el Grinch, una vez producida en su interior la transformación espiritual, logra evitar la caída. Entonces el Grinch regresa al pueblo, devuelve los regalos, y todos felices y contentos. Es un final muy bonito, sí, pero medio que te termina empañando el mensaje. No me malinterpreten si digo que hubiera sido más interesante que los regalos sí se terminaran cayendo y que quedaran destruidos. No es de mala leche, pero hubiera sido un buen refuerzo de la moraleja. Además, en la película el Grinch demostró tener una gran habilidad para construir y arreglar cosas: de los restos destruidos de la navidad hubiera podido crear otra. El tema es que, por supuesto, este final alternativo no habría caído muy bien al público. No sería “vendible”. El tema es que, por supuesto, el rescate y la devolución de los regalos son el recurso narrativo para mostrar el cambio en el Grinch. Su “redención” tras la terrible fechoría cometida. A su manera, también funciona como moraleja: cuando robas algo, corresponde que lo devuelvas. Sin embargo, el mensaje principal, el que tiene que ver con que se puede festejar Navidad de manera simple y sin tanto gasto, queda un poco empañado.

De ahí se desprenden dos de los elementos constitutivos de casi cualquier historia navideña: esto de “salvar la Navidad” o lo de “arruinar la Navidad”. Estos elementos, de una u otra manera, giran en torno a lo material: comprar / buscar / recuperar regalos, preparar la fiesta, ayudar a Santa Claus a repartir los regalos, entre otras cosas. A veces, en muy contadas ocasiones, nos podemos encontrar con alguna película, serie o libro que se atreve a salir de los moldes y presenta algo distinto. Por ejemplo, recuerdo un capítulo de Los Simpson en el que se presentaba un segmento ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Mientras Homero se queda en casa con los niños, Marge se encuentra en el campo de batalla. Un año antes, Marge había sido reclutada para el ejército en el mismo día en que iba con Lisa a comprar un árbol de navidad. Ese hecho dejó una profunda marca en Lisa, por lo cual la niña empezó a odiar los árboles navideños. Sobre todo porque, en el presente de la historia, la familia no ha recibido noticias de Marge. Lo interesante de este episodio es la subversión del simbolismo del arbolito: de representar algo positivo, pasa a ser el signo de un momento traumático, o relacionado a la pérdida de un ser querido. Festejar Navidad no es tan sencillo cuando hay una persona que falta en la mesa, independiente del motivo que sea.

Si se trata de contar historias con Navidades que no hayan sido tan bonitas como se las muestra en los medios, hay muchísima tela de donde cortar. Por mencionar un ejemplo: el 30 de diciembre de 2004 se produjo un incendio en un boliche de Capital Federal, en el que murieron casi doscientas personas, especialmente jóvenes. Si bien esta tragedia ocurrió cerca de Año Nuevo, no cuesta imaginar lo que debió haber sido la Navidad del 2005 para las familias de las víctimas. Uno o dos platos menos en la mesa familiar, y ausencias que creo que hasta el día de hoy han de seguir doliendo. O, sin irnos tan lejos: ¿quién se animaría a relatar lo que fueron las fiestas en el 2020, un año terrible, donde miles de personas no pudieron siquiera despedir a sus seres queridos? ¿o en la post-pandemia: 2021, 2022? Sin ir más lejos: en mi casa todavía transitamos el luto, porque en abril de este año falleció mi papá, quien fue para todos una gran persona. Y hasta el día de hoy me pregunto cómo, por qué se tuvo que ir. A pesar de que hayan pasado varios meses, todavía duele su ausencia, todavía cuesta aceptar que no está con nosotros. Pero nos toca seguir adelante, honrando su memoria y manteniendo su recuerdo, siempre unidos como familia.

Tal vez sería una apuesta muy arriesgada producir una película o publicar una novela donde no haya una Navidad colorida, llena de regalos, música y alegría, sino una impregnada de nostalgia, de tristeza, de abandono. Una obra que se atreva a representar otra cara de la realidad, las otras realidades posibles que no son superficiales o acartonadas sino profundamente humanas y que están a nuestro alrededor, aunque no nos paremos a mirarlas. Y aún dentro de ese escenario tan desfavorable, puede aparecer algo del espíritu navideño, una mínima luz de esperanza, algo que reduzca un poco lo deprimente. Sé que no es comercialmente atractivo, pero si alguien se animara a presentar una historia bien contada, de manera que cualquier persona pueda empatizar con los personajes, y libre de la hipocresía super consumista, podría llegar a tener tanto éxito como cualquiera de los clásicos navideños de hoy. Sería cuestión de darle una oportunidad.

Más allá de todo, este artículo no es más que un puñado de reflexiones. Sin ánimo de hacer ninguna clase de juicio de valor, porque no soy más que una simple bacteria en esta gran macrobiota digital. Simplemente, quería escribir y compartir algo para estas fechas, como una piedrita que se lanza al agua y que va produciendo algunos ecos en su rebote hasta hundirse en el fondo.

Sin más que agregar, que el ya consabido “¡Felices Fiestas!”, me despido, dejando por acá abajo una historieta para seguir pensando y manteniendo el debate.

 


lunes, 25 de noviembre de 2024

Reseña literaria #10: "Los sollozos del camposanto", de Facundo Pistola


 ¡Bienvenidos y bienvenidas a la décima reseña literaria! A este punto calculo que vamos a llegar a las cincuenta dentro de poco.

Este es uno de los libros que más disfruté de leer en mis colaboraciones con Creativa Servicios. A simple vista, la portada te produce la idea de que es un libro de tintes oscuros, o por lo menos lúgubres. Sin embargo, ni bien nos embarcamos en la lectura, el Prólogo nos saca de toda duda: se trata de un libro de cuentos. Y uno bastante entretenido, que en más de una ocasión me sacó una sonrisa o directamente me hizo reír. De hecho, para cualquiera que sea escritor o escritora, puede resultar una obra divertida y al mismo tiempo reflexiva…

Pero volviendo al Prólogo: allí no se presenta el Autor, sino un tal Renato Ortiz, pujante empresario textil, que simplemente le está haciendo un favor a un viejo amigo con una enfermedad terminal, quien le había pedido, como última voluntad, ver publicados sus escritos. Este amigo se llama Severino Camposanto, un escritor frustrado que ha escrito mucho y no ha publicado nada, pues fue rechazado por todas las editoriales en las que se presentaba. De modo que, en la última instancia, le pidió ayuda al ya mencionado Renato. Y aunque Renato no considera que los relatos tengan suficiente calidad literaria como para merecer la publicación, sólo accedió a hacerlo por su esposa, Violeta.

Lo que me gusta es este procedimiento de desdoblamiento que lleva a cabo Facundo Pistola, porque no se pone a él mismo como responsable de la creación  del libro, sino que crea dos personajes con una historia bien definida. Adopta dos máscaras, si se quiere. Me parece que eso es lo que representa la fotografía de la portada. Otro detalle que me llama la atención es que Renato Ortiz no le tire ninguna clase de flores a Severino, a pesar de ser amigo suyo: abiertamente afirma que Severino es pésimo (y no va a ser la única vez que lo va a mencionar). Es curioso y es divertido, porque a la postre, quien debería definir si es muy malo o no tan malo, sería el lector. O sea, como que busca crearte esa expectativa de “mala literatura” a propósito, quizá porque en el fondo sí es bueno o para desafiar a quien lee: si te gustan estos relatos, tal vez, sólo tal vez, tengas un pésimo gusto literario.

En Sincericidio a modo de prólogo, el propio Severino escribe una modesta introducción para su obra, reflexionando sobre lo que lo motiva a escribir y expresando su esperanza de que alguien llegue a leerla. Esto es algo que está muy presente a lo largo de las páginas: la respuesta, el ida y vuelta, el diálogo, las referencias cruzadas entre los cuentos.

El narrador, en algunos casos, se corre de su rol funcional y demuestra que no sabe tanto de los hechos como debiera, como en “Amar”. En otras ocasiones, se mete a opinar por demás en la historia, interrumpiendo el flujo de la narración e incluso haciendo lo que él mismo menciona que no se debería hacer. Como ponerse a divagar, a dar vueltas sobre explicaciones que nadie pidió, provocando que el texto resulte más extenso de lo que su título promete.

Esto no ocurre en todos los cuentos, sino en algunos muy específicos, como en la que voy a llamar mi “trilogía” favorita de cuentos dentro del libro. Primero está Una breve, brevísima historia de cómo un ser humano frío y calculador encuentra el amor a primera vista, Severino describe el momento en que su amigo Renato conoce al amor de su vida. Más adelante, en Una breve, brevísima historia de cómo un narrador de segundo orden se pone en el centro de las luces y toma el protagonismo de una historia que le es ajena, Renato da su respuesta a ese relato y realiza algunas aclaraciones sobre el episodio de su vida que inspiró el primer cuento (acá es donde aprovecha a decir que Severino es un pedante). Y se ve que, en el espacio extradiegético —por fuera del texto—, las discrepancias entre Renato y Severino pasaron a mayores, porque Violeta, la otra protagonista de la anécdota, interviene en la disputa a través de Una breve, brevísima carta aclaratoria sobre amor a primera vista, empresarios de poca monta, narradores pedantes y misceláneas.

En otros casos, el narrador juega con el discurso, al punto de que no te aclara si habla en términos metafóricos o literales. Como la bomba en Cuando aclarar oscurece.

Para quienes nos gusta lo meta-discursivo, la “puesta en abismo”, o aquella escritura que habla sobre sí misma, la literatura que delata su condición de artificio, hay cuentos como Seis autores en busca de un personaje donde un joven, pálido de ideas para escribir, recurre a su familia para que le den palabras clave que sirvan de disparador. Así, con los conceptos aportados por su padre, su madre, su hermano y una hermana, el protagonista logra redactar algo, con lo que no está muy conforme, pero de todas maneras lo comparte. Sin embargo, hizo trampa: La reinvindicación del nouvel écrivain nos revela que cambió los términos proporcionados por sus familiares por otros que fueran más compatibles. Nuevamente, en la dimensión extradiegética, se produjo un conflicto que derivó en la rectificación del joven escritor, quien en este segundo cuento-dentro-de-otro-cuento, escribe otro relato en el que utiliza lo que de verdad le dijeron.

Para complementar un poco la variedad temática de la obra, queda decir que hay muchos escritos cargados de reflexiones y que te dejan también pensando. Como Un solo hombre gritando o Minuto más, minuto menos, entre otros.

Creo que no me queda mucho más para decir, el resto sería redundar y divagar. Así que voy a terminar esta reseña con una ferviente recomendación de Los sollozos del camposanto. Denle una oportunidad a Severino Camposanto, a lo mejor hasta les termina pareciendo un buen escritor.

Muchas gracias a Facundo Pistola y al equipo de Creativa Servicios por darme la oportunidad de leer y reseñar este libro. Sin más que agregar, me despido. ¡Nos leemos la próxima!


lunes, 18 de noviembre de 2024

Reseña literaria #9: "Lady Mencha, señora del monte", de Fabiana Faisal

 

Este libro tiene todos los elementos que seguramente han hecho triunfar a varias novelas de este estilo e incluso también a las telenovelas: romance y pasión, traición y venganza, personajes con pasados trágicos e identidades cambiadas, triángulos amorosos que se resuelven (o no), negocios turbios entre contratistas locales y empresas extranjeras, abandonos e hijos ilegítimos que de una u otra manera terminan siendo reconocidos, un bandolero misterioso al estilo de El Zorro llamado La Sombra… Como dije, lo tiene todo. O casi: solo faltaría la rival de la protagonista que finge un embarazo para quedarse con el tipo, y cartón lleno.


Más allá de sus elementos narrativos, es una novela situada en un tiempo y lugar específicos. La historia transcurre principalmente en la década de 1930, entre el pueblo de La Gallareta y los montes de la cuña boscosa de Santa Fe; zona marcada por la llegada de La Forestal, una compañía inglesa que se estableció allí con el fin de explotar los montes de quebracho para extraer el tanino. Tanto el pueblo como la empresa existieron realmente; de hecho, la autora nació y vivió en La Gallareta.

Página tras página se nos irá narrando, además de los encuentros y desencuentros de los personajes con sus penas, las costumbres de la gente, los conflictos de clase y las realidades de cada grupo. Desde la explotación laboral y los abusos que sufren las personas de los obrajes, los “menchos”, de parte de contratistas inescrupulosos y traficantes de seres humanos hasta la infelicidad y los maltratos velados (sobre todo a las mujeres) en las acaudaladas familias anglosajonas. Hay que destacar la cantidad y variedad de personajes que aparecen en la novela, cada uno con una personalidad y con una historia que se nos deja sin conocer. Y con distintos tipos de relaciones entre ellos. Esto llega a un punto tal, que necesitarías armarte un esquema para poder continuar leyendo sin perder el hilo con el tema de las filiaciones: de repente Fulano no es hijo de Mengano sino de Zutano… como en Cien años de soledad, pero sin incesto, por suerte. Ningún personaje llega “por casualidad” a ese lugar, sino que todos vienen con un propósito definido, fuera explícito o no.

La protagonista, Yara, ahijada del poderoso contratista apodado el Gringo Smith, es el arquetipo de la mujer fuerte, libre y empoderada, que cuestiona y critica al sistema social imperante. No llega a ser un personaje muy denso, pero hubo momentos donde sentí que en su forma de hablar se entrometía mucho el pensamiento de la autora. No es algo realmente malo, sino que hay que tener cuidado con eso. Por otro lado, temas como la justicia social, el reclamo de las mujeres por sus derechos, las tensiones entre clases y la lucha contra el tráfico de personas, inundan la novela.

En términos formales, habría un par de cositas para pulir. En primer lugar, la falta de marcas o espacios que indiquen los cambios de escena, porque pasa de una cosa a otra y eso puede resultar confuso al principio. Al menos con los flashbacks o recuerdos de los personajes se utiliza la cursiva. Por otra parte, la sintaxis también requeriría algunos ajustes en lo que se refiere al uso de las comas, el orden de algunos elementos en las oraciones y el uso de las tildes. Mi recomendación sería tener en cuenta estos aspectos para próximas publicaciones, ya que influyen en la percepción del lector al momento de la obra.

En conclusión, Lady Mencha, señora del monte, me parece una novela ideal para quienes les encantan las historias de este tipo.

Quiero agradecer a Fabiana Faisal y Creativa Servicios por darme la oportunidad de leer y reseñar este libro.

¡Nos leemos la próxima!


lunes, 4 de noviembre de 2024

Reseña literaria #8: "Atlántida revelada", de Esteban Corio

 


Si adaptaran esta novela al cine, fácil te arman una trilogía, dado que posee tres tramas principales, aunque una sola sea la central, la que estructura todo. pero vamos por partes.

Los humanos siempre nos preguntamos si estamos solos en el universo… pero nunca nos hicimos la pregunta al interior de nuestro propio planeta. ¿Qué pasaría de un día para el otro, nos revelaran que existe una civilización subacuática que ha permanecido oculta desde hace más de doce mil años, y cuyos ancestros eran extraterrestres anfibios? Bueno, esos son los atlantes, que en un principio se habían instalado en la Atlántida, pero debido a la caída del meteorito que lo cambió todo en la superficie terrestre, decidieron mudarse al fondo del mar. Inicialmente, tenían como mandato no intervenir ni interactuar con los humanos y sus asuntos, sin embargo dicho mandato se verá puesto en cuestión por causa de las contingencias ambientales derivadas de la contaminación humana.

De este modo, en Atlántida revelada se nos presenta una historia en donde dos especies con alto nivel de evolución y desarrollo establecerán contacto una con la otra, partiendo del diálogo pacífico, la colaboración mutua y el interés por el bienestar común de ambas especies. Pero, en el medio, los impulsores de este trabajo deberán lidiar con el sabotaje y la desconfianza, ya que cierto sector dentro del consejo de notables de la civilización subacuática prefiere mantener el status quo a fuerza de provocar un enfrentamiento bélico contra la humanidad.

Y es que, de producirse una guerra entre atlantes y humanos, hay un grupo que quedaría envuelto en el fuego cruzado y sería incapaz de poder afiliarse a uno u otro bando: los atlantes terrestres. Esta rama nació del cisma que se produjo entre los antiguos atlantes que no estaban del todo de acuerdo con el mandato de mantenerse apartados de los humanos. Son los que, ante la caída del meteorito, eligieron resguardarse en tierra, y por eso más adelante se terminaron integrando con los homo sapiens, dando origen a una especie híbrida que comparte con los atlantes subacuáticos la capacidad de manejarse bajo el agua.

Acá es cuando me toca hablar de Héctor, el pilar de la segunda trama de la novela, quien descubre a muy temprana edad sus capacidades anfibias tras un incidente en una regata. Tras este fortuito descubrimiento, su madre le revelará el secreto de su familia y se encargará de educarlo y entrenarlo para lo que vendrá. Sobre todo porque, a futuro, Héctor tendrá un papel fundamental como común denominador para ambas ramas de atlantes.

Cuando vi la portada del libro, supuse que en algún momento saldrían a buscar los restos de la Atlántida. Y esa será la otra misión de Héctor, quien con ayuda de su familia, su novia y sus suegros se lanzará a la búsqueda de la mítica ciudad perdida. Más allá de que Héctor no toma parte en la primera trama, su descubrimiento resultará fundamental para lo que vendrá inmediatamente después de que se cierre la segunda trama.

Lo que podríamos llamar “tercera parte” o “tercer acto” dentro de la novela, sin entrar mucho en detalles para no arruinarles la experiencia del final, será algo que pondrá a prueba la capacidad de trabajo en equipo entre las tres razas (humana, atlante terrestre y atlante subacuática). Les tocará enfrentarse a una contingencia que excederá toda diferencia o disenso porque estará en juego la supervivencia de todos.

Más allá de algunas pequeñas conveniencias, el final me pareció adecuado y satisfactorio, acorde además con el mensaje que quiere transmitir Corio en la novela. Mensaje que bien podría adoptar la humanidad toda, pero bueno, estamos en proceso…

Es una novela con aventura, conspiraciones, operaciones secretas, agentes encubiertos, traidores, romances, expediciones a las profundidades, etc. Está bien escrita, y no me imagino lo difícil que debe haber sido manejar a tantos personajes. Lo único a lo que me costó un poco acostumbrarme fue el tono tan neutral, tan de “doblaje al español neutro” de los diálogos, pero he de reconocer que es complicado imprimirle la personalidad del personaje a la forma de hablar de cada uno. Por otra parte, el arranque se siente un poco lento, lógicamente, hasta que se presentan todas las cartas sobre la mesa y los engranajes de la narrativa se ponen en movimiento.

Para ir cerrando, quisiera decir que Atlántida revelada me parece una buena recomendación no solo por su historia y por cómo está contada, sino por la reflexión que nos deja acerca de aunar esfuerzos en cuidar nuestro hogar común en vez de andar peleándonos entre nosotros.

Esto ha sido todo por ahora. Como siempre, agradezco a Creativa Servicios y a Esteban Corio por darme la oportunidad de leer y reseñar este libro.

¡Nos leemos la próxima!

jueves, 31 de octubre de 2024

Reseña especial: "Salmató, la ciudad de los malditos", de Jonathan Fernandez

 


Para cerrar este mes del terror, les traigo esta novela (que más que terror es de fantasía oscura, pero bueno, es lo que hay).

Tuve la oportunidad de conocer a Jonathan en el panel de autores de la Feria Binacional del Libro de Gualeguaychú de este año. Es un libro llamativo ya desde la portada, por eso no me pude resistir a comprarle un ejemplar y llevármelo autografiado por su autor.

La historia gira en torno a Cornelio Hoffman, un psiquiatra que investiga una serie de sucesos extraños en su ciudad, relacionados a un lugar llamado Salmató, que supuestamente no existe. Sin embargo, por pedido de Lucía, una mujer cuya hija, Alicia, ha desaparecido, emprenderá un viaje hacia la ciudad maldita en busca de la niña perdida. Una vez allí, le tocará lidiar con oscuras entidades que ocupan huéspedes humanos, un montón de niños con cabeza de conejo, bestias de todo tipo, y un destino incierto, además de tratos, traiciones, pesadillas, duelos a muerte y el reencuentro con un familiar desaparecido hace un tiempo.

Es una novela con los elementos más característicos del camino del héroe, principalmente la salida del mundo conocido, la exploración, el encuentro con lo desconocido, la lucha contra los propios miedos, y el cambio interno. Hoffman es un personaje al que le toca valerse mucho del ingenio y de la astucia contra entidades que parecen tener previsto todo de antemano, al punto de que no estás seguro de cuán autónomas son sus decisiones.

Durante la segunda parte de su aventura, Hoffman entrará a un sitio donde hallará información sobre el origen de Salmató; origen que por cierto tiene mucho de terrenal más allá de que haya sido influido por lo sobrenatural. Por otra parte, la mitología que sustenta este mundo es bastante inquietante, y la verdad preferiría encontrarme con el dios judeocristiano del Antiguo Testamento que con cualquiera de los dioses que viven en el abismo, como Valgamor u Orbochz.

Hay muchos elementos que aluden a otras obras, como Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll (aunque acá es “Alicia en el país de las pesadillas”), la Divina Comedia de Dante Alighieri, y videojuegos del estilo “survival horror” como Resident Evil o Silent Hill, entre otros. A modo de la colección “Elige tu propia aventura”, hay dos finales por los que podés elegir en la novela, que parten de un momento en que Hoffman debe tomar una decisión. No les voy a decir cuál de los dos finales es mejor, eso ya va por cuenta de cada uno.

Actualmente existe una secuela, titulada Salmató II, que toma como punto de partida uno de los finales del primer libro. Si quieren saber más, y conocer en qué otros proyectos está trabajando Jonathan, pueden pasar por su cuenta de Instagram: @jonathanfernandez_escritor

Que tengan un buen fin de mes, y si ven afuera de su casa un niño con máscara de conejo, no le abran.

¡Nos leemos la próxima!


domingo, 13 de octubre de 2024

Reseña literaria #7: "La piba que quería ser escritora", de Vicky Moreno

 

Cuando me llegó este libro gracias a las chicas de Creativa Servicios, imaginé que me encontraría con la historia de una chica que cumplía su sueño de publicar un libro, o algo parecido. Aunque eso sucedió en la vida real, lo que hay en sus páginas va por un lado distinto.

Aquí nos encontraremos con cuentos y relatos que combinan ficción con reflexión y escrituras del yo (diarios), atravesados por la pandemia, la maternidad y los viajes como grandes temas. El libro está dividido en tres partes: en la primera, hay cinco cuentos y textos de un diario; en la segunda, relatos de viajes y en la tercera, lo que la autora llama “potpurrí de literatura virtual”, que son básicamente escritos publicados en redes sociales.

Lo que más me interesó fueron las experiencias relacionadas con la pandemia. Fue como un pequeño deja vú. Pero también me sentí identificada con otras partes, y por eso me parece que uno de los sentimientos que produce esta lectura es la empatía. Con su narrativa simple y llevadera, en muchos momentos terminás asintiendo con la cabeza y diciendo “tal cual”.

Vicky Moreno tiene un estilo de escritura que se siente muy personal, y que de alguna manera te hace sentir “cerca”, por decirlo de alguna manera. O eso es lo que me pasó al terminar de leer el libro. Quizá porque yo también soy una piba que quiere ser escritora y, de hecho, lo logré. Asimismo, allá afuera hay un montón de pibas que escriben y quieren publicar un libro. Para ellas va dedicada esta reseña.

Muchas gracias a Creativas Servicios y a Vicky Moreno por darme la posibilidad de leer y reseñar este libro.

 

Para finalizar, les dejo un fragmento que me tocó muy profundo porque estoy viviendo una situación parecida:




jueves, 3 de octubre de 2024

Reseña literaria #6: "Pampa cósmica", de Esteban Corio

 


Reseña: Pampa cósmica, de Esteban Corio

 

Una novela ubicada en el espacio y tiempo de la llanura pampeana en el siglo XIX, inevitablemente me va a llevar a Sarmiento y a su famosa dicotomía civilización o barbarie. Sin embargo, “Pampa cósmica” agrega un nuevo ingrediente y un toque de frescura, porque se enmarca en el género de la ciencia ficción, y es una obra cuyo tema principal es el contacto entre seres humanos y extraterrestres.

La historia se centra en Newén, un joven aborigen taluhet que está viviendo en las tolderías de los indios ranqueles. Su vida relativamente tranquila, dedicada a la pesca, se ve de golpe alterada por la experiencia con una luz extraña que surge de la misma laguna donde pesca. Newén le habla de esto a Ailén, la hija de Catrimay, lonko o cacique de la toldería. Además de empezar una relación con ella, la chica le sirve de enlace con Catrimay, por quien Newén será llamado para relatar aquello tan extraño que le ha sucedido. En esa reunión con el cacique y las personas que lo acompañan, el muchacho conocerá al representante del hombre blanco en el dominio ranquel: el profesor Rómulo, un sociólogo. Con Rómulo, Newén emprenderá un viaje a Guardia de Roxas, en lo que será su primera incursión al mundo del hombre blanco.

Hasta acá tendríamos la típica novela decimonónica (o sea, del siglo diecinueve) en la que un indio va desde la desértica llanura pampeana, lugar donde reside la “barbarie”, a la ciudad, centro de la civilización y dominio del hombre civilizado -o viceversa. Pero nos falta hablar del elefante en la habitación: los alienígenas.

En principio, me gustaría destacar la idea que tuvo Esteban Corio de escribir una novela con OVNIs y abducciones, pero no ambientada en el presente, sino el pasado, y particularmente en un siglo en el que ni siquiera se contemplaba la posibilidad de que hubiera otros planetas habitados por vida inteligente. Además, en Pampa cósmica los aliens no son seres silenciosos, enigmáticos y herméticos, cuyos propósitos o razón de ser no están del todo claros, sino que se trata de una especie extraterrestre muy avanzada, los hemmlock, quienes han venido a explorar tanto la Tierra como la Luna, a la que no consideran un “satélite natural” ya que en ella hay vestigios de una civilización alienígena muchísimo más antigua que la especie humana. Los hemmlock se comportan muy humanamente, ya que en muchos aspectos son iguales a los humanos en lo que a curiosidad, ambición y relaciones se refiere. Aunque se siente raro leer que hablen de modo tan parecido al nuestro, como no sabemos cómo hablarían los aliens, pueden hablar de cualquier forma.

Si observamos esta historia bajo la lámpara de la dicotomía sarmientina, no habría forma de ubicar de qué lado está la civilización y de qué lado está la barbarie. Muchos pondrían a los hemmlock de parte de la civilización y a los humanos del lado de la barbarie, pero eso implicaría desconocer los matices que cada especie posee. Por eso, creo que esta novela da para una reseña más profunda a futuro.

Me parece un libro muy recomendable para cualquier persona, e incluso lo considero apropiado para dar en nivel secundario y en profesorados de Lengua, Literatura y afines.

Para terminar, quiero agradecer a Esteban Corio y a Creativa Servicios por hacerme llegar Pampa cósmica.

Nos leemos pronto.

 


domingo, 22 de septiembre de 2024

Reseña especial: "El perfume", de Patrick Süskind

 

 

Imagínate un colectivo lleno de personas en hora pico y pleno enero. O a la abuela trayendo el pan recién horneado de la mañana. O la llegada de la persona con la que vas a salir este viernes. O ese momento en que te sacás la ropa para bañarte después del gimnasio. O cuando entrás a la oficina de tu jefa metida cien por ciento en la onda zen. O esa parte de un viaje en la que justo pasás cerca de un tambo o de un criadero de pollos.

En cualquiera de estas situaciones que hayas imaginado, recreado o recordado, puede que además de las imágenes, se te haya venido a la mente un olor en particular. Ya sea bonito, como el del pan de la abuela, o no tan bonito, como el de la ropa sudada por el ejercicio. Y es que el mundo a nuestro alrededor está cargado, plagado, impregnado de olores de todo tipo: aromas, esencias, perfumes, fragancias, olores, hedores, tufos, pestes, y la lista sigue. Algunos que son fáciles de reconocer y nombrar, otros que conocemos pero de los que no sabemos su nombre, y otros que a lo sumo habremos llegado a oler alguna vez.

Dentro de la literatura, quizá uno de los sentidos más difíciles de describir es el del olfato, debido a la imposibilidad de reproducirlo como tal. Y es que el escritor necesita referencias muy precisas para que el lector se imagine el olor sobre el que se habla en el texto, especialmente si se trata de olores con los que el lector no está familiarizado. La intangibilidad del olor presenta altos desafíos para ser descrito con palabras, lo mismo que el sonido.

Sin irme demasiado por las ramas, quisiera empezar diciendo que este libro está dedicado casi por completo al sentido del olfato, y al vasto y amplio mundo de los olores. No sólo porque es una novela que nos cuenta la historia de un personaje muy particular, sino porque, aislándonos un poco de esa historia, nos encontramos con una especie de pequeño tratado sobre la fabricación de perfumes o una mirada ¿psicológica?, ¿sociológica?, acerca de la influencia del olor en la sociedad y en el individuo. O yo simplemente estoy reflexionando medio fuera del recipiente.

Recuerdo haber leído una reseña sobre este libro, hace muchos años. De esa lectura me quedó solamente el título, y no el nombre del autor ni la fuente, por lo cual no estoy segura de si se trata exactamente del mismo libro. Pero acá vamos a suponer que sí. Cuestión de que el título, “El perfume”, y una vaga idea de lo que trataba el libro, sobrevivieron en algún rincón de mi memoria, y resurgieron al ver que en la Biblioteca Popular de Urdinarrain había justamente un ejemplar titulado de la misma forma. Así que no dudé y me lo llevé prestado.

La novela se sitúa en la Francia del siglo XVIII, donde por razones históricas podemos suponer que no abundaba el agua corriente y por lo tanto la gente no tenía la posibilidad de bañarse todos los días como lo hacemos nosotros ahora. El inicio me pareció un toque lento (pero esto es culpa del spoiler que nos mete el subtítulo más que nada), porque se nos relata la vida del protagonista, Grenouille, un huérfano que, más o menos a la manera del Lazarillo de Tormes, va pasando de amo en amo a partir de cierta edad. Pero este chico no es cualquier niño de la vida, lanzado a un mundo hostil y avasallador, sino que Grenouille destaca por dos cosas puntuales. La primera es que su cuerpo no despide ninguna clase de olor. No huele a nada, es un tipo totalmente inodoro. Y eso, hasta cierto punto, le resulta altamente útil, porque le permite mezclarse entre la gente y volverse “invisible” a plena vista. Como dije antes, acá el olor es un componente muy importante: el olor contribuye a definir nuestra percepción del mundo y de las personas, especialmente. Parafraseando a Mirtha Legrand, como te huelen, te tratan.

Paradójicamente, a pesar de no oler ni a pata, ni a sobaco, ni a otras cosas que surgen naturalmente del intercambio de nuestro cuerpo con el medio, Grenouille posee un sentido del olfato muy desarrollado. Casi se diría que es mejor que el de un perro, al punto de que puede identificar a un individuo sin verlo, y además manejarse en plena oscuridad. Sin embargo, no puede percibir su propio olor. Hubiera sido un buen sabueso de haber tenido la oportunidad, pero lo suyo eran los perfumes. Gracias a su nariz y a su memoria olfativa, Grenouille conoció y guardó dentro de sí mismo muchos aromas, desde los más ordinarios hasta los más sublimes, y uno de sus grandes sueños era crear sus propias fragancias. Como todo hombre menospreciado e incomprendido por la sociedad, durante su vida fueron creciendo sus ansias de ser adorado y reconocido como algo menos que una deidad. Quería ser el gran creador de perfumes.

Motivado por su objetivo, y mientras trabajaba para un curtidor, Grenouille tuvo la oportunidad de convertirse en aprendiz de perfumista cuando le tocó llevarle unos cueros a Giuseppe Baldini, un perfumista famoso y rico pero que estaba al borde de la quiebra, a quien Grenouille ayuda a remontar su negocio.

Un tiempo después, y en busca de perfeccionarse en el oficio, Grenouille se traslada a la ciudad de Grasse, donde no sólo consigue trabajo en la tienda de una viuda y aprende un procedimiento más eficaz para extraer la fragancia de las cosas, sino que también se topa con el perfume que lo obsesionará al punto de convertirse en un asesino.

Porque sí, el subtítulo de la novela es, justamente, historia de un asesino, aunque yo como lectora hubiera preferido que el autor no lo incluyera, porque te predispone enseguida a querer saber cómo empieza Grenouille a matar y por qué (lo cual no es necesariamente malo, ya que funciona para atraer la atención de la gente). Por eso, la lectura se me hizo medio lenta hasta más de la mitad de la novela, cuando el tipo de la nariz superdotada entra en Grasse. Sin embargo, voy a mostrar solidaridad con el resto de los lectores y no voy a decir nada más acerca de la trama o del devenir de Grenouille a partir de acá.

Con respecto a la forma, el relato de la novela se desarrolla a través de un narrador en tercera persona, que nos describe al protagonista hasta en lo más profundo de su ser, y a su vez, también nos brinda detalles sobre las vidas de las personas con quienes él interactúa. El final para mí está bien porque, sin querer ahondar mucho en detalles, demuestra el poder que puede ejercer un perfume potente sobre una gran masa de personas. Nos muestra que el perfume puede hasta ser más poderoso que la imagen, ya que el primero actúa sobre el inconsciente, entra de forma más sutil, provoca que la gente se porte de tal o cual manera sin entender por qué se comporta así.

En síntesis, El perfume es una novela muy buena, y aunque empieza despacio porque, lógicamente, estructura su narrativa a partir del crecimiento de su protagonista, te permite entender sus motivaciones y sus objetivos, por más inmorales y cuestionables que sean sus métodos. Además, supongo que Patrick Süskind ha investigado y se ha documentado mucho para escribir esta historia, y nos ha dejado, por debajo y en paralelo con las andanzas de Grenouille, un breve tratado sobre perfumería francesa y europea del siglo XVIII.

Antes de despedirme, quiero desearles una feliz primavera. Ahora que empieza la estación más perfumada de todas en el Hemisferio Sur, conviene recordar que se viene el calorcito y que el desodorante es nuestro amigo.

Nos encontramos en la siguiente reseña. ¡Hasta la próxima!


domingo, 15 de septiembre de 2024

Reseña Literaria del Domingo #5: "Rueda", de Iván Quinteros

 


No sé por qué mi primera impresión de este libro fue que era de poesía, pero tuve la sorpresa de encontrarme con un libro de cuentos.

Acá encontraremos relatos con dinamismo y simplicidad, y con historias que poseen un marcado componente humano, centrado en temas como el dinero, la venganza, el amor, el heroísmo, la delincuencia. Es un libro de lectura ágil, pero que no te deja del todo indiferente, porque representa situaciones con las que te podés sentir identificado en algunos casos, o realidades con las que no estamos familiarizados.

Creo que algo a destacar es el desarrollo de los vínculos, de las relaciones entre las personas.

Como una rueda, justamente, a veces las relaciones pueden girar en torno a la violencia, aun tratándose de familiares, de modo que se repiten ciclos (“El rumor”); o relaciones familiares distantes pero cercanas a la vez (“Sin garantía”).

O son ciclos que cortan un tiempo y luego comienzan de nuevo, como en “Padre e hijo”. A veces, la rueda puede dar un giro brusco, como en “El destino de Ernesto” o “Los bailarines” (acá se dan varios giros, de hecho).

Uno de mis cuentos favoritos fue “El dinero y la felicidad”, donde el eje, lo que va relacionando a un personaje con otro, es un bolso con plata, y es un eje que se mantiene igual, aunque le cambien la rueda, hasta que alguien se aviva de cambiar el eje.

“Ojos de gato” es un ejemplo de cómo el mal que hacemos nos vuelve, y no queda sin consecuencias -aunque ahí ya no habría una rueda sino boomerang-.

Finalmente nos encontramos con el cuento homónimo, el que le da título al libro: “Rueda”, y me parece que simboliza la rueda de la vida, que a veces más que rueda es como un engranaje, y uno que está hecho para encajar en otro lado.

Muchas gracias a Iván Quinteros y a Creativa Servicios por darme la oportunidad de leer y reseñar este libro.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

Reseña del Domingo #4: "Dentro de la sociedad panóptica", de Antonella Pizzo


 

“Todos los usuarios son responsables de la dinámica que se da en las redes sociales. Comienza con el tipo de uso que les damos como consumidores y termina con los grupos que, en masa, potencian aquello que luego repudiamos. A la culpa la posicionamos en las redes, pero las redes somos todos. Las plataformas no tienen vida propia, los usuarios se la damos y les proporcionamos el significado que queremos que tengan. Si hoy son protagonistas es porque las consumimos como tal. Las redes sociales no serían lo que son si no hubiese personas alimentándolas de lo que hoy representan.”

Me quedo con esta cita porque me parece que representa y resume en gran medida el tema del libro. Muchas veces he escuchado que se responsabiliza a los objetos, los dispositivos, de cosas que más que nada son responsabilidad de los usuarios, las personas. Y si las redes están como están, más allá de los algoritmos, es porque las personas las vuelven así.

En este libro, la autora aborda, desde una mirada analítica y filosófica, cómo es moverse y convivir dentro de la “sociedad panóptica”, en la que todo el tiempo somos observados. Así, va pasando sobre los principales problemas y cuestiones que atraviesan la vida en internet: la sobreexposición de uno mismo en las plataformas, las apariencias de éxito, la negatividad y la positividad, el odio, la masificación, la pérdida de individualidad, la cultura de la cancelación.

Me parece una lectura super recomendable y necesaria como para desautomatizarnos un poco de nuestra vida digital, tomar algo de distancia de ella para verla críticamente, y reflexionar sobre cómo influye todo esto en nuestra vida en general.

Muchas gracias a Antonella Pizzo y a Creativa Servicios por permitirme leer y reseñar este libro.

martes, 9 de julio de 2024

Reseña Literaria del (post) Domingo #3

 


Reseña: El misterio del estrella rosa, de Olivia Shane

(Hoy es martes 9 de julio, Día de la independencia en Argentina, y como no llegué a tener lista la reseña para el domingo pasado, la publico hoy. ¡Feliz día de la independencia!)

Esta es una novela policial y romántica a partes iguales, aunque quizá más romántica que policial. La historia nos presenta a Aaron, un policía que trabaja de encubierto en un teatro, y a Rebeca, una periodista que va a entrevistar a un joven músico que se presentará en ese mismo teatro. Tras el descubrimiento del cadáver del mánager del músico, asesinado de una puñalada, ambos protagonistas se verán envueltos en una investigación que los conectará con un caso no resuelto de hacia veinte atrás: el homicidio de la vicepresidenta de un importante banco. Lo que conecta estos dos casos es la forma de la herida dejada por el arma homicida.

El relato divide la narración en primera persona entre Aaron y Rebeca, lo que nos permite conocer no solo sus puntos de vista sobre los hechos, sino también conocer el trasfondo de cada uno.

Hasta un poco más de la mitad de la novela, la trama policial avanza más despacio con respecto a la romántica. Primero porque, lógicamente, hallar pruebas y conseguir testimonios de los testigos (en especial del primer homicidio) toma su tiempo. Y segundo, porque desde el primer momento en que Aaron y Rebeca se ven, se produce entre ellos una atracción tan fuerte que muchas veces los hace perder el foco en la investigación. Sumado a que cierto incidente los lleva a pasar mucho más tiempo juntos, es una hoguera próxima a estallar. Cuando sus respectivos jefes los presionan por resultados, ahí es cuando se ponen las pilas de verdad.

A partir de ahí se acercan rápidamente a la resolución del misterio, sobre todo cuando se concentran en una pista clave de la escena del crimen. El final es adecuado, a pesar de lo apresurado, pero para la historia es un buen cierre.

En resumen, me parece una buena novela; las ganas de saber cómo se conectan ambos homicidios y quién es el culpable te mantienen leyendo.


domingo, 9 de junio de 2024

Reseña Literaria del Domingo #2

 

Reseña: No es el Aleph, de Gustavo Fiumano

 

Lo que me llevó a elegir este libro fue justamente su título, porque enseguida lo relacioné con Borges, y estaba ansiosa por saber de qué manera el cuento insignia de este libro se relacionaba con el concepto borgeano. A pesar de que fue para un lado diferente del que planteaban mis expectativas, me gustó mucho porque lo que se compara con el Aleph en ese cuento es un aparatito que, en cierta forma, se le parece mucho.

En cuanto a temática, a lo largo de la lectura paseamos por diversos temas y géneros, con un equilibrio entre situaciones cotidianas y elementos fantásticos. Por otro lado, es una obra con mucha argentinidad, porque está atravesada por los grandes temas argentinos: el fútbol, la política y las caras bonitas.

Además, está escrito de forma simple, llevadera, y vas saltando de un cuento a otro sin problemas. Abundan personajes totalmente humanos que viven todo tipo de situaciones o se cuestionan cosas propias de nuestro tiempo, como nuestra relación con la tecnología.

Entre mis cuentos favoritos podría mencionar “El cuaderno”, “Bucle”, “No es el Aleph”, “Desde adentro”, “La historia de un cuento”, como los principales.

 Muchas gracias a Gustavo Fiumano y al equipo de @creativaservicios en Instagram por permitirme leer y reseñar este libro. 



domingo, 26 de mayo de 2024

Reseña Literaria del Domingo #1

 


Reseña: Crimen en clave claytrónica, de Esteban Corio

 

Sinopsis:

“Para el lector que por primera vez se acerca al género: este libro de relatos le permitirá sumergirse en los aspectos más atrapantes de la ciencia ficción, de manera dinámica y sin tener que recorrer cientos de páginas a través de una trama que puede resultarle demasiado agotadora en su debut en este género. A manera de degustación preliminar de un gran banquete, esta obra le acerca los ingredientes más usados y hará que se familiarice con ellos, para luego encarar lecturas de más extensión.

Para el lector usual del género, este libro le acercará a conceptos SciFi que tal vez no conozca o no haya leído aún y le permitirá entonces elegir sus próximas novelas largas que estén relacionadas con esos conceptos.”

 

Tal como dice en la sinopsis, este es un libro pensado para lectores principiantes de la ciencia ficción. Por ello, los cuentos que vamos a encontrar aquí son sencillos, de lectura ágil, y cuyo tema principal está a la vista. Algunos parecen pequeñas novelas ultra-comprimidas, y dan ganas de conocer más sobre el mundo y sus personajes.

La ciencia ficción como género tiene temas propios, y en el libro esos temas están combinados con otros temas, y presentan una variedad de escenarios, personajes y tramas.

Comenzando por historias policiales donde la tecnología tiene un enorme peso, como en “La testigo” y “Crimen en clave claytrónica”.

O historias que nos presentan futuros ideales en los que realizar una carrera de senderismo se puede volver mucho más fácil, pero con un sistema vulnerable a alteraciones (“Misión 2057”) o un futuro postapocalíptico en el que la tierra fue arrasada por una raza extraterrestre, y los humanos sobrevivientes vuelven para redescubrir placeres perdidos (“Un sorbo del pasado”).

En “La caverna”, dos exploradores se encuentran con una nave espacial en lo profundo de una gruta, y eso los llevará a tomar contacto con una especie muy avanzada… con consecuencias inesperadas.

Y, finalmente, en “Un gran amigo”, un joven entabla amistad con un gigante, quien le ayuda a escapar mandándolo al futuro cuando los romanos invaden su aldea, a donde termina volviendo en busca de venganza por la muerte de sus padres.

Cada cuento viene con una ilustración que representa las escenas principales del mismo. Además, están narrados en tercera persona, pero de vez en cuando se cambia el punto de vista de los personajes si la historia lo requiere. Por otro lado, a modo de pequeñas novelitas, los relatos están divididos en mini capítulos, lo que va organizando los hechos de forma más clara.

Un detalle que me llama la atención es con los diálogos: veo que hay una mezcla entre voseo y tuteo, es decir, se usan las formas verbales del y del vos indistintamente. Entiendo que las historias se desarrollan en distintos lugares del mundo (Rosario, Tokio, Vietnam, etc.), pero esto me resulta un poco chocante. Hay una especie de estilo muy neutro en el modo en que los personajes se expresan, como si faltara un poco más de impresión de personalidad en cada diálogo.

Sin embargo, este detalle no imposibilita disfrutar de cada cuento. Y para quienes quieran empezar a leer ciencia ficción, me parece un libro muy recomendable.

Espero tener la oportunidad de leer más libros de Esteban Corio en el futuro.

Pueden seguir al autor en Instagram: @esteban.escritor. Y a @creativaservicios, donde pueden conocer a más autores y autoras independientes.

 

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