No sé por qué mi primera
impresión de este libro fue que era de poesía, pero tuve la sorpresa de
encontrarme con un libro de cuentos.
Acá encontraremos relatos con
dinamismo y simplicidad, y con historias que poseen un marcado componente
humano, centrado en temas como el dinero, la venganza, el amor, el heroísmo, la
delincuencia. Es un libro de lectura ágil, pero que no te deja del todo
indiferente, porque representa situaciones con las que te podés sentir
identificado en algunos casos, o realidades con las que no estamos
familiarizados.
Creo que algo a destacar es el
desarrollo de los vínculos, de las relaciones entre las personas.
Como una rueda, justamente, a
veces las relaciones pueden girar en torno a la violencia, aun tratándose de
familiares, de modo que se repiten ciclos (“El rumor”); o relaciones familiares
distantes pero cercanas a la vez (“Sin garantía”).
O son ciclos que cortan un tiempo
y luego comienzan de nuevo, como en “Padre e hijo”. A veces, la rueda puede dar
un giro brusco, como en “El destino de Ernesto” o “Los bailarines” (acá se dan
varios giros, de hecho).
Uno de mis cuentos favoritos fue “El
dinero y la felicidad”, donde el eje, lo que va relacionando a un personaje con
otro, es un bolso con plata, y es un eje que se mantiene igual, aunque le
cambien la rueda, hasta que alguien se aviva de cambiar el eje.
“Ojos de gato” es un ejemplo de cómo
el mal que hacemos nos vuelve, y no queda sin consecuencias -aunque ahí ya no
habría una rueda sino boomerang-.
Finalmente nos encontramos con el
cuento homónimo, el que le da título al libro: “Rueda”, y me parece que
simboliza la rueda de la vida, que a veces más que rueda es como un engranaje, y
uno que está hecho para encajar en otro lado.
Muchas gracias a Iván Quinteros y
a Creativa Servicios por darme la oportunidad de leer y reseñar este libro.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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